Desafíos para Chile y la Masonería del siglo XXI.

Los cambios tecnológicos que se avecinan, posibilita a Chile, convertirse en una potencia mundial de la innovación, desarrollo y uso de tecnologías limpias.

El país concentra una de las mayores reservas mundiales de litio, cobalto y cobre, recursos claves en la transformación del futuro cercano, donde se espera la renovación total de las energías en un corto plazo, particularmente en lo que dice relación a las flotas de transporte mundial dejando atrás el uso del carbón, del petróleo y sus derivados.

Ya el país, durante estos últimos tres años, destaco en informes internacionales sobre su capacidad de crecimiento y desarrollo en materia de energías, generando con ello importantes inversiones públicas y privadas, posibilitando contribuir al desarrollo de innovación, la tecnología y puestos de trabajo especializados, factores que contribuyen al bienestar de la humanidad.

Esta experiencia nos pone a la vanguardia en América Latina, como un polo de ciencia, conocimiento y experiencia, lo cual sin duda impactara positivamente en la región, zona geográfica que ha sido duramente castigada durante el último siglo por la sobreexplotación irracional de sus recursos y exponiendo a su población a las severas condiciones producto de las externalidades negativas que estas malas prácticas acarrean, o tal como lo expresara en Naciones Unidas Louis Daly ex-presidente de CLIPSAS “no considerar que el capitalismo y su absurdo dogma de crecimiento económico indefinido constituyen una amenaza mortal para el planeta y la humanidad”.

En este marco, la masonería tiene dos exigencias, por una parte, dar una acertada lectura e interpretación de la sociedad del siglo XXI, y luego, tener una capacidad de propuesta desde los principios y valores que la francmasonería aporta; el bienestar, lo inclusivo, la participación y la igualdad.

Esta es una tercera oportunidad que el país tiene para alcanzar definitivamente su desarrollo, siendo la primera por el salitre en el siglo XIX y luego el cobre en el siglo XX, por ello es de absoluta responsabilidad de todos y todas, los y las masones y masonas, el pensar un Chile más inclusivo y pluralista, donde el desarrollo brinde un real bienestar a toda la sociedad para la construcción de una patria más justa en total equilibrio con la naturaleza.

Por Rafael Reyes.

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