Chile y el mundo, de mediados del siglo XIX a principios del siglo XX, experimentan rápidos y cada vez menos predecibles cambios en el ámbito político, cultural, económico y social, las fronteras se dibujan y redibujan en todos los continentes, las nuevas formas de producción acelera la acumulación y transforma las relaciones laborales, emergen nuevas fuerzas sociales, se derriban paradigmas y emergen nuevos Estados, nuevas demandas y reivindicaciones de trabajadores, de la mujer, de los campesinos, etc., se viven días de máxima participación y el debate ciudadano se intensifica. Se inician los años de la inestabilidad en instituciones conservadoras y comienzan a penetrar con decisión las ideas del laicismo, de igualdad, libertad y fraternidad. La masonería chilena no está ajena a estos cambios, y es entrada la segunda mitad del siglo XIX, cuando surge un grupo de hombres y mujeres que buscan un espacio para el desarrollo igualitario, espiritual, moral e intelectual a través de la Iniciación y a los trabajos masónicos, sin discriminación de género. Miembros de la Gran Logia de Chile y la Sociedad Teosófica de Chile, reflexionan y debaten como concretar sus aspiraciones de fundar una instancia que permitiera el trabajo en Logia conjunto.
La Masonería Mixta, de cuya existencia conocían masones chilenos que habían visitado Francia, fue la fuente de luz y respuesta al anhelo de los QQ.·.HH.·., que por aquellos años aspiraban el trabajo en Logia de hombres y mujeres. El sello distintivo de admitir en su seno el género femenino, la paridad de condiciones y términos que a los hombres, lo consideraba no sólo una forma práctica de la igualdad, sino también una manera de restitución de una de las tradiciones olvidadas por la Masonería Operativa de la Edad Media. A lo anterior, existía la imperante convicción, en muchos círculos de la época, que la Masonería Mixta constituía uno de los Pilares fundamentales en la construcción de la Francmasonería Moderna, dando paso a una expresión perfeccionada, al mejoramiento integral del Ser Humano, donde cada individuo tuviera las mismas posibilidades de crecer espiritual e intelectualmente. En términos filosóficos, dar la razón a Platón cuando reconocía una misma naturaleza para el hombre y la mujer.
Los propulsores de esta iniciativa, de incorporar a las mujeres al trabajo masónico compartían similar sentir democrático, progresista y tolerante. El apoyo e interés despertaba especialmente en los masones que venían hace años trabajando en la defensa y ampliación de los derecho civiles, políticos y patrimoniales de la mujer, a la vez que disminuir las inequidades económicas de las que era objeto el género femenino.
“Es indispensable para el progreso de las ideas republicanas y para la derrota del clericalismo, invitar al elemento femenino a participar de nuestros trabajos” se escucha en Templos, talleres y ágapes de la época.
Así las cosas, el debate se intensifica en la Gran Logia de Chile, y esta revolucionaria propuesta tuvo una tenaz resistencia por parte de algunas autoridades de aquellos tiempos, argumentando entre otros, la necesidad de aplicar de modo irrestricto el criterio andersoniano. Para muchos, la aplicación de los estatutos redactados por el pastor presbiteriano James Anderson, que estableció en su Artículo N°1 que: “las personas que desean ser admitidas en calidad de miembros de las Logias deben ser hombres buenos y leales, libres de nacimiento, de edad madura y razonable y buena reputación” y que agrega en el artículo N°3 la prohibición expresa de admisión de “esclavos, mujeres y hombres inmorales cuya conducta fuera motivo de escándalo”, es ignorar de una plumada el rol jugado por la corporaciones de hilanderas, costureras, tejedoras, vidrieras, escultoras, talladoras y artesanas en el Arte de la Construcción durante varios siglos, y que por otro lado, tales disposiciones solo aportó para fortalecer uno de los mayores abusos de la sociedad inglesa en l Siglo XVIII, cuando la mujer carecía de los derechos básicos, de los que solo usufructuaba según el arbitrio de “su señor”
El dialogo y el fraternal debate a interior de las Logias de aquellos años, abre los caminos y dan los pasos iniciales para la incorporación de la mujer a las prácticas y doctrinas del quehacer masónico.
El nombre de Marie Deraismes está inscrito en la historia de la francmasonería; activista de los derechos de la mujer, escritora, periodista, libre pensadora y laica, fue la primera mujer iniciada por allá en el invierno francés del año 1886 en la Logia Les Libres Penseurs de Penq, quién al finalizar sus palabras durante la ceremonia de su iniciación, de manera premonitoria nos anuncia que: “La puerta que me habéis abierto no se cerrará sobre mí y toda una legión seguirá mis pasos”
A los pocos años, Maries Deraismes junto al destacado masón Georges Martin, anuncian al mundo el nacimiento de la Logia Le Droit Humain, edificando el sueño de unir masónicamente a la humanidad sin fronteras, más allá de todas diferencia de género, étnica, religiosa, cultural, política o geopolítica. A los pocos años, Le Droit Humain se expande más allá de los límites franceses estableciéndose los de Orientes en Suiza, Bélgica, Alemania, Inglaterra, y rápidamente por el resto del mundo.
En paralelo el transformador camino construido por los vanguardistas chilenos, alcanza sus primero logros, en el año 1929 se constituye la Logia Hiram N°65, con Jorge Alliende Arrau como Venerable Maestro, y la visita del filósofo hindú Curuppumullage Jinarajadasa, Grado 33 de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, quien fuera invitado por la Sociedad Teosófica de Chile a dar una serie de conferencias, hecho el que sería rápidamente aprovechado.
Es así, como un día lunes 25 de febrero del año 1929, se funda de manera oficial la primera Orden Masónica Mixta Le Droit Humain y su primera Logia recibiría el justo y simbólico nombre de Igualdad.
Gran Logia Mixta de Chile
Un día lunes 25 de febrero del año 1929, se funda en el país, de manera oficial, la primera Orden Masónica Mixta Le Droit Humain y su primera Logia recibiría el justo y simbólico nombre Igualdad, dando origen, posteriormente , a la Gran Logia Mixta de Chile. No pasan más de 5 años de su fundación y ya trabajan en Santiago las Logias Igualdad N°1, Horus N°2, Pitágoras N°3, Orión N°5 y Minerva N°7. Con siete Logias y superando los 140 HH:. y HHnas, activos, el delegado chileno, que en aquella época era Adolfo Adriazola, máxima autoridad de la Orden Le Droit Humain en Chile, solicito las autorización correspondiente a París el año 1932, la que fue reconocida y aceptada. Desde esas memorables fechas, y próximos a cumplir el centenario de vida, la Gran Logia Mixta de Chile tiene presencia en gran parte del territorio nacional, a través de sus numerosas Logias constituidas, en las cuales HH y HHnas dan vida a esta Escuela Filosófica Iniciática.
Desde su fecha de fundación, la Gran Logia Mixta de Chile, ha desarrollado una labor incansable por el bienestar del país. Por sus Logias han pasado destacados HH y HHnas que de manera discreta han contribuido a nuestra sociedad y que siguen construyendo una sociedad y un Chile más justo, tolerante, solidario, fraterno, igualitario, progresista, infatigable en el respeto del derecho humano, de la diversidad y la democracia, para el buen vivir del país y la humanidad.