Al asumir su mandato le correspondió la tarea, junto a otros hermanos, de continuar la reconstrucción de la casa masónica por los graves daños que había sufrido a raíz del terremoto de marzo de 1985.
Su visión de futuro lo hizo emprender la obra de dotar a la Gran Logia de un Templo que permitiera cobijar a más de 200 hermanos y gracias al empeño del grupo de hermanos que formó, alcanzó a ver terminada la obra gruesa de lo que hoy es el Gran Templo.
Durante su mandato se levantaron las columnas de la Resp.·.L.·. Tres Espigas N°42.
El Q.·.H.·.Pardo decora el Oriente Eterno desde marzo de 1995