“Escribimos en permanente diálogo con nuestras lecturas”

Maivo Suárez nació en Chile (1964),

pero creció en Argentina donde estudió Trabajo Social en la Universidad de Buenos Aires; regresó a Chile en 1988, ejerciendo su profesión por varios años. Ha publicado, entre otras obras, “Lo que no bailamos” y “Sara”, su primera novela, que recibió una beca de Creación Literaria del Ministerio de las Culturas. En el 2017 obtuvo el Premio Municipal “Juegos Literarios Gabriela Mistral” en categoría novela inédita.

¿Cómo te decidiste a abordar la escritura como tu oficio?

Fue un proceso lento. Entré a un taller de literatura, allá por el 2004. Pensaba en hacer algo entretenido después de la jornada laboral, un momento de encuentro con otros, conocer gente nueva, y también darle la oportunidad a eso de “escribir” que a veces produce tanta curiosidad a quienes disfrutamos de leer libros. Yo cumplía ese año los cuarenta y participar en un taller literario lo tenía en una lista de pendientes. En el taller fui conociendo nuevos autores y autoras, diferentes propuestas de cómo abordar la escritura y encontrándome con mi propio proceso creativo. Escribí unos primeros textos que sólo leían mis amigas. Pasé por varios talleres durante casi diez años, hasta que aquello que había comenzado como una entretención, me fue ganando dentro de la cabeza. Me la pasaba pensando en ideas de cuentos, de personajes, y anhelando tener más tiempo libre para escribir; fue entonces que, para fines de 2013, me propuse como meta, escribir y publicar un libro de cuentos. Me tomé el año siguiente como sabático, asistí a un taller personalizado, reuní material que ya tenía, escribí nuevos relatos, revisé mucho y fui dándole forma a los diez cuentos que reuní en “Lo que no bailamos”, que fue una autopublicación. Al libro le fue bien a nivel de críticas. Paralelo a la escritura me fui preparando de forma autodidacta para hacer, algún día, mi propio taller literario, lo que entonces se veía muy lejano. Mientras vendía el libro, comencé a escribir mi primera novela y una vez terminado el manuscrito, lo envié a los Juegos Florales Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago. Ganó el Primer lugar en 2017, en categoría novela inédita.

¿Cuán difícil es publicar en Chile?

Depende. Que una editorial te publique cuando estás comenzando y nadie te conoce, es difícil, lo digo por experiencia propia. Ingenuamente yo creí que con un manuscrito premiado iba a ser más fácil encontrar editorial. No fue así. Debo haber enviado mi propuesta de novela a una veintena de editoriales independientes. No pasó nada de nada, y cuando estaba a punto de meterla en un cajón, leí una entrevista y conocí la editorial Kindberg, de Valparaíso, que dirige Arantxa Martínez. Consulté a través del formulario de la web, me respondieron que recibían sólo novelas escritas en español, y mandé mi novela. Creo que, pasado menos de un mes, recibí un correo de Arantxa diciendo que le había gustado mucho y que quería publicarla. Así que la novela se publicó a fines de 2019. Después ha sido más fácil. Me contactaron de Ediciones La Lumbre, preguntándome si tenía material nuevo, y como yo había seguido escribiendo cuentos, para un segundo libro, postulamos el manuscrito de “Ambiente familiar” a un fondo. El libro llegó a los lectores en 2021, y en el 2022 salió una segunda edición de mis primeros cuentos con Provincianos Editores.

Comencé la respuesta con un “depende”, porque existe también la posibilidad —o el riesgo— de pagar el servicio y que te publiquen. Cada alternativa tiene ventajas y desventajas y creo que lo más importante es tener claro lo que una quiere. Luego de la autopublicación, tenía muy claro que no quería pagar para que me publicaran, soñaba con publicar al modo tradicional, es decir, que la editorial apuesta un poco por tu obra, ya sea a través de recursos propios, o postulando a un fondo de publicación.

 

¿Sobre qué es tu escritura y Cómo cobran vida tus personajes?

A veces me preguntan, ¿Y usted, de qué escribe? Suelo responder: de la vida misma. Me gusta construir historias de personajes comunes y corrientes, me interesa ahondar en las relaciones humanas, en los procesos vitales: crecer, amar, madurar, envejecer. También —por las décadas en las que ejercí mi profesión de Trabajadora social—, me interesa el individuo frente, contra o succionado por el sistema social, económico.

¿Cómo cobran vida mis personajes? Primero intento conocerlos, mientras los construyo les hago preguntas, a veces mentalmente, otras, por escrito. Así fui construyendo Sara, que es el personaje central de mi primera novela. Me interesa la conformación psicológica de los personajes, cómo se enfrentan a sus propios miedos, a sus sueños, a su mundo.

¿Qué autores admiras y de qué forma te han influido?

Continuando con lo de la construcción psicológica, admiro mucho los personajes creados por la escritora norteamericana Patricia Highsmith. Personajes insatisfechos, inescrupulosos, antihéroes. ¿Cuánto ha influido eso en mi escritura? No lo sé, pero sí puedo asegurar que una no escribe desde cero, desde la nada, escribimos en un permanente diálogo también con nuestras lecturas. Me gusta pensar la escritura como un ciclo parecido al ciclo del agua, donde lecturas y escrituras, como elementos centrales, se van mezclando y transformando una y otra vez a lo largo de la historia.

¿Cuáles son tus proyectos literarios?

Por ahora estoy disfrutando mucho la publicación de Sara en Argentina. Salió este año por la editorial cordobesa Caballo Negro, y recientemente tuve el privilegio de participar en un zoom con lectoras de Buenos Aires y conversar mucho acerca del libro y de lo que la lectura les había provocado. Pronto mi primer cuento policial, que ganó un concurso hace muchos años, será parte de una antología. Se están traduciendo al inglés mis cuentos de Ambiente familiar, pero lo que me tiene más contenta, es la publicación de “A esta misma hora”, título de mi segunda novela que saldrá bajo el sello de la editorial Kindberg durante marzo de 2024.

¿Cómo es la relación con otros escritores?

Mi mayor relación con otras escritoras es a través del Colectivo de Autoras chilenas, Auch+, colectivo feminista en el que realizamos acciones para demandar mayor visibilidad y paridad de las mujeres que participan en la industria y el circuito del libro.

También mantengo un círculo más pequeño, de escritores y escritoras, con quienes nos leemos los borradores, nos criticamos, nos recomendamos lecturas y nos prestamos libros.

¿Qué lectura nos recomendarías dentro de las últimas publicaciones en el escenario local?

He estado leyendo mucho cuento este año. De lo último que he leído disfruté mucho No más vueltas, libro de cuentos de Nelson González Loguercio (Ril Editores), y también la escritura de Juana Inés Casas, con su libro Segundo idioma (Editorial Montacerdos).

Fotografía, autor: Ulises Nilo G.