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Es innegable la contribución al movimiento de mujeres obreras en la pampa salitrera que dio la presencia de Belén de Sárraga. 

Nació el 10 de julio de 1873 en Valladolid, España, fue una periodista y activista que visitó nuestro país en el año 1913.

“Cautivó y electrizó con su verbo libertario a la sociedad latinoamericana desde las primeras décadas de siglo XX”, señala en su libro, “Belén de Sárraga, Crónica de un torbellino libertario por América Latina”, la historiadora Julia Antivilo Peña.

El librepensamiento fue su actitud, sosteniendo la independencia de la razón sobre el pensamiento dogmático. Fundó en Valencia la Federación de grupos femeninos. Un año después, en Barcelona, impulsó la Asociación de Mujeres Librepensadoras, la que fue prohibida por el gobernador siendo causa de su primera detención. Desde entonces, la periodista participó en múltiples campañas y manifestaciones contra la monarquía y a favor de la independencia cubana.

Fue iniciada en la masonería en 1896, formando parte de la Logia “Severidad”, señala en su libro Julia Antivilo.

Belén de Sárraga en Chile

Al llegar a nuestro país conoció a Luis Emilio Recabarren y por su intermedio llegará a las salitreras, dando una serie de conferencias en Antofagasta, Iquique y Pisagua. En el norte se abrieron los primeros centros femeninos con su nombre. “En todos los lugares sucede lo mismo: la conmoción y el choque con las comunidades más conservadoras por las ideas libertarias de ella. No solo provoca revuelo, sino también actos concretos, sufre de boicot en sus conferencias. Los conservadores pagan para que se les cierren los teatros donde va a hablar y siempre hay peleas fuera del lugar”, narra la Julia Antivilo, quien tuvo acceso a diversos documentos de la vida de la activista.

Belén de Sárraga tuvo la iniciativa de formar escuelas nocturnas para mujeres obreras en el norte que se concretaron gracias a la elocuencia de su pensamiento.

Tuvo conexiones con intelectuales y feministas en América y visitó Argentina, Uruguay y México donde falleció.

Como señala la historiadora Julia Antivilo la presencia de Belén de Sárraga en nuestro país “cosechó importantes frutos como fueron los centro femeninos (anticlericales y de librepensadoras)” marcaron un hito que consolida los primeros movimientos de mujeres.

El teatro popular fue otra forma de entregar su mensaje de emancipación, lo hicieron en colaboración con compañeros de otras organizaciones sociales de varones y/o mixtas entendiendo que así debía ser el accionar de los movimientos sociales.