La primera Escuela Normal se fundó, en Chile, en 1842,
bajo el modelo implementado en Francia por el sacerdote Jean Baptiste de La Salle, desarrollándose así un sistema que sería el eje de la educación primaria. En 1854, le llegó el turno a la mujer, fundándose una Escuela Normal de preceptoras en Santiago.
Este sistema de profesores normalistas tuvo un gran impulso con José Abelardo Núñez, el año 1883, quien en el extranjero conoció los sistemas educativos de otros países liderando una reforma a las Escuelas Normales de nuestro país y cuyo nombre llevó la primera escuela normal de preceptores.
Un hito importante en lo educacional había sido la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria, en 1860, que establecía la obligación de los padres de enviar a sus hijos a las escuelas con ella se inicia la construcción del Estado Docente.
Las Escuelas Normales acogieron a hombres y mujeres que a temprana edad se formaron en distintas áreas para, llegado el momento, entregar no sólo materias y contenidos a sus alumnos sino valores y enseñanzas que los hicieran personas íntegras.
Según señala el periodista Sergio Campos, profesor normalista, en el documental “Normalistas, amor por la educación” de Sergio Arévalo Macías, “los profesores que se formaban en las Escuelas Normales venían de los mejores cursos del país”, además se rendía un examen para ingresar a ellas que incluía diferentes materias.
La reforma educacional, implementada por el gobierno de Eduardo Frei Montalva en 1965, estableció el curso especial de “formación de profesores primarios” por parte de la Universidad de Chile y otras instituciones de educación superior anunciando, en alguna medida, el fin de las Escuelas Normales.
Definitivamente desaparecieron el año 1974, pero dejaron su huella en mujeres y hombres que fueron educados por un profesor o profesora normalista. El 26 de agosto se celebra su Día en Chile coincidiendo con la conmemoración de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria.
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